Enfrentando el punto de inflexión de los vehículos eléctricos

La adopción acelerada de vehículos eléctricos exige infraestructuras aceleradas

En los últimos seis meses, más del cinco por ciento de todas las ventas de automóviles nuevos en los Estados Unidos han sido vehículos eléctricos (VE). Si los Estados Unidos siguen el patrón de otros países, el cinco por ciento es el punto de inflexión donde ocurre la adopción masiva de automóviles eléctricos y comenzamos a observar la tensión en la infraestructura de recarga.

Efectivamente, se avecinan más vehículos eléctricos. Basta con observar alrededor del país algunas de las inversiones significativas que están realizando los fabricantes de automóviles. Los vehículos eléctricos están ocupando una proporción creciente en las líneas de producción de los fabricantes de automóviles, y la mayoría de los principales fabricantes se han comprometido a ser completamente eléctricos en los próximos 15 años, como Volkswagen, Audi y Land Rover/Jaguar. Utilizando cálculos básicos que comparan la tasa de adopción de vehículos eléctricos con la velocidad de crecimiento de la infraestructura de recarga, encontramos que la demanda superará la oferta de recarga en un futuro no muy lejano.

Este punto de inflexión podría convertirse en una marea en pocos años. Para satisfacer la demanda de esta ola de vehículos eléctricos, tenemos mucho trabajo por hacer.

Infraestructura de recarga de vehículos eléctricos en América

En un artículo reciente, McKinsey estima que se necesitarán 30 millones de estaciones de recarga en los Estados Unidos para alcanzar los objetivos nacionales de emisiones para 2030. Aunque más de 28 millones estarán en residencias, se requerirán 1,2 millones de instalaciones de recarga públicas a un costo estimado de 35 mil millones de dólares. ¡Este aumento es 20 veces más estaciones de recarga de vehículos eléctricos de las que existen hoy!

Para que los vehículos eléctricos se conviertan en una solución práctica para todos, estas estaciones de recarga deben ser económicamente viables, estar conectadas a una red robusta que pueda soportar la carga rápida simultánea, y ser mantenidas y estar siempre en línea. La confianza en la infraestructura de recarga debe ser tan sólida como la confianza de los conductores en la infraestructura de reabastecimiento tradicional.

El apoyo de las agencias gubernamentales, los estados, los municipios locales y las empresas privadas debe alinearse para construir una infraestructura nacional de estaciones de recarga públicas para vehículos eléctricos. Cada uno tendrá un papel crucial en la construcción de la red de recarga de vehículos eléctricos de América. Las agencias gubernamentales no podrán construir, poseer y operar todas las estaciones de recarga. Será necesario cultivar oportunidades rentables y sostenibles para las empresas de recarga, y probar múltiples modelos de ingresos para crear sostenibilidad. Las jurisdicciones pueden ayudar agilizando el proceso de permisos para que las nuevas estaciones de recarga puedan estar en funcionamiento mucho más rápido.

¿Qué sigue?

Para un futuro en el que se alcancen los objetivos de emisiones y tengamos una infraestructura de recarga robusta que pueda satisfacer la demanda y las expectativas de los consumidores, será necesario desplegar y operar rápidamente un número sustancial de estaciones de recarga públicas. Como ilustra el informe de McKinsey, no podemos depender del gobierno para esto. Debemos incentivar al sector privado y demostrar el valor añadido de la recarga de vehículos eléctricos. La realidad es que, si bien requiere una inversión inicial costosa en la construcción, la recarga de vehículos eléctricos ofrece el potencial de convertir los estacionamientos y otros espacios disponibles en activos generadores de ingresos. Si se hace correctamente, con una instalación inteligente que considere las preferencias del consumidor y las evoluciones tecnológicas, la recarga de vehículos eléctricos puede construirse de una manera que la haga duradera y fácil de actualizar según sea necesario.